Asia:
La constitución del imperio británico en Asia fue temprana, en 1885 ya se ha completado. Se trataba de una colonia de explotación administrada desde 1777. Se convirtió en la principal suministradora de materias primas (algodón, yute, té, etc.). Para mantenerla protegida de los territorios coloniales de otras potencias Gran Bretaña creó en torno a ella una serie de estados tapón.
Otras áreas de dominio fueron Malaca y Singapur; ésta se convirtió en un punto estratégico en las rutas marítimas.
En China, que conservó nominalmente la independencia, amplió su influencia tras el tratado de Nankín (1842) que puso fin a la Guerra del Opio. A partir de entonces China se vio obligada a ceder.
Mediterráneo:
Otras áreas de dominio fueron Malaca y Singapur; ésta se convirtió en un punto estratégico en las rutas marítimas.
En China, que conservó nominalmente la independencia, amplió su influencia tras el tratado de Nankín (1842) que puso fin a la Guerra del Opio. A partir de entonces China se vio obligada a ceder.
Mediterráneo:
Controló una serie de colonias que abrían el camino hacia la India una vez abierto el Canal de Suez. Desde Gibraltar se sucedieron Malta y Suez. Pronto intervino en Egipto que aunque conservó su independencia en realidad fue controlado por franceses y británicos.
África:
El Imperio Británico se adueño de una de las áreas más ricas de África: el sur, pródigo en oro y diamantes; y el valle del Nilo (Egipto y Sudán), con sus fértiles cultivos de algodón. Su control le permitió además proteger las principales rutas que conducían a la India.
Oceanía:
Nueva Zelanda fue convertida en colonia británica en 1841 quedando su población indígena, bajo la soberanía de la metrópoli.
América:
Canadá fue convertida en dominio en 1867 siéndole otorgado un amplio grado de autonomía. Honduras,Jamaica o Guayana constituyeron asimismo posesiones británicas.
VICTORA I -REINO UNIDO
La Gran Bretaña de mediados de siglo continuó el sendero trazado en política exterior por el vizconde de Palmerston. Cuando la Revolución de 1848 puso de manifiesto el poder ruso, Gran Bretaña procuró debilitarlos para impedir que el imperio de los zares se interpusiera en su camino. La guerra fue un expediente favorable para que Londres desplegara su estrategia sin descubrir en exceso sus cartas. Desde este conflicto, Palmerston dominó sin disputa tanto la política interna como la exterior de su país. Obsesionado por el recuerdo napoleónico, Palmerston prestó más atención a las pretensiones francesas que a las de Alemania.
El imperialismo británico adoptó nuevos métodos políticos. En 1830 surgió un grupo de reformadores que vieron en la administración de las colonias una salida para el rápido crecimiento de la población del Reino Unido. En 1865, el Acta de validez de las leyes coloniales declaró que las leyes aprobadas por las legislaturas coloniales sólo serían anuladas cuando chocaran abiertamente con las leyes del parlamento imperial. Esto constituyó una seguridad general de autogobierno interno para todas las legislaturas coloniales, consideradas soberanas aunque subordinadas al parlamento británico.
La parte más extensa del imperio, la India, fue reorganizada por estos reformadores coloniales. En 1860 entró en vigor el código penal. En 1876 se proclamó en Delhi a la reina Victoria como emperatriz de la India, un hecho cuya intención última era la de afianzar de cara a la comunidad internacional el tráfico de mercancías con la metrópoli.
Durante el reinado de Victoria I, los británicos siguieron colonizando nuevas tierras. También Benjamín Disraeli, durante el último tercio del siglo, se dedicó a estimular el imperialismo, afianzando la posición de Gran Bretaña en el Mediterráneo y en China. La filosofía general de este desarrollo, tanto en la metrópoli como en las colonias, quedaba compendiada en los sistemas de defensa imperial.
África:
El Imperio Británico se adueño de una de las áreas más ricas de África: el sur, pródigo en oro y diamantes; y el valle del Nilo (Egipto y Sudán), con sus fértiles cultivos de algodón. Su control le permitió además proteger las principales rutas que conducían a la India.
Oceanía:
Nueva Zelanda fue convertida en colonia británica en 1841 quedando su población indígena, bajo la soberanía de la metrópoli.
América:
Canadá fue convertida en dominio en 1867 siéndole otorgado un amplio grado de autonomía. Honduras,Jamaica o Guayana constituyeron asimismo posesiones británicas.
VICTORA I -REINO UNIDO
La Gran Bretaña de mediados de siglo continuó el sendero trazado en política exterior por el vizconde de Palmerston. Cuando la Revolución de 1848 puso de manifiesto el poder ruso, Gran Bretaña procuró debilitarlos para impedir que el imperio de los zares se interpusiera en su camino. La guerra fue un expediente favorable para que Londres desplegara su estrategia sin descubrir en exceso sus cartas. Desde este conflicto, Palmerston dominó sin disputa tanto la política interna como la exterior de su país. Obsesionado por el recuerdo napoleónico, Palmerston prestó más atención a las pretensiones francesas que a las de Alemania.
El imperialismo británico adoptó nuevos métodos políticos. En 1830 surgió un grupo de reformadores que vieron en la administración de las colonias una salida para el rápido crecimiento de la población del Reino Unido. En 1865, el Acta de validez de las leyes coloniales declaró que las leyes aprobadas por las legislaturas coloniales sólo serían anuladas cuando chocaran abiertamente con las leyes del parlamento imperial. Esto constituyó una seguridad general de autogobierno interno para todas las legislaturas coloniales, consideradas soberanas aunque subordinadas al parlamento británico.
La parte más extensa del imperio, la India, fue reorganizada por estos reformadores coloniales. En 1860 entró en vigor el código penal. En 1876 se proclamó en Delhi a la reina Victoria como emperatriz de la India, un hecho cuya intención última era la de afianzar de cara a la comunidad internacional el tráfico de mercancías con la metrópoli.
Durante el reinado de Victoria I, los británicos siguieron colonizando nuevas tierras. También Benjamín Disraeli, durante el último tercio del siglo, se dedicó a estimular el imperialismo, afianzando la posición de Gran Bretaña en el Mediterráneo y en China. La filosofía general de este desarrollo, tanto en la metrópoli como en las colonias, quedaba compendiada en los sistemas de defensa imperial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario