Entre 1871 y 1918 tuvo lugar en Alemania uno de los períodos históricos más importantes: la construcción del imperio alemán a partir de la unificación de Alemania. Alrededor del estado de Prusia y con la entronización de Guillermo I de Prusia como emperador en 1871.
El verdadero artífice del imperio alemán fue el canciller prusiano Otto von Bismarck, un político autoritario con quien Alemania dejó de ser un estado liberal y democrático
Una vez proclamado el imperio, la primera tarea de Bismarck como nuevo canciller fue esbozar el plan general de la Constitución del Imperio. El canciller también organizó el cuerpo diplomático y el Parlamento. En el nuevo imperio el poder estaba dividido entre el emperador, que detentaba el poder ejecutivo, con el canciller y el consejo federal de los diputados que serán los encargados de legislar.
Prusia dominaba el panorama del imperio, dado que era el estado alemán más grande y económicamente más sólido del imperio. Guiado por Bismarck, el imperio se convirtió en una potencia mundial.
De ser un grupo de treinta y nueve estados separados por largas guerras, el llamado “canciller de hierro” había logrado la lealtad de la mayoría de ellos. Una enorme expansión económica siguió a esta unificación.
Las dos fuentes de riqueza más importantes del imperio fueron el carbón y el acero. Como contraste, el campo alemán estaba casi abandonado y sus trabajadores en la ciudad vivían en condiciones deplorables.
El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 cambió todo el panorama. Al iniciarse la movilización de las fuerzas armadas rusas en apoyo de los serbios contra el imperio austrohúngaro, Alemania, aliada de este último, se vio obligada a declarar también la guerra a Rusia. En 1918 termina la hegemonía de Hohenzollern con la derrota del imperio alemán y el inicio de la República de Weimer. Alemania de nuevo se dividirá.
Por años, bajo la República de Weimar, se intentó reinstaurar el imperio sin éxito alguno, bajo el nazismo. Tras la Segunda Guerra mundial algunos grupos políticos siguieron intentando la vuelta del imperio alemán.
Prusia dominaba el panorama del imperio, dado que era el estado alemán más grande y económicamente más sólido del imperio. Guiado por Bismarck, el imperio se convirtió en una potencia mundial.
De ser un grupo de treinta y nueve estados separados por largas guerras, el llamado “canciller de hierro” había logrado la lealtad de la mayoría de ellos. Una enorme expansión económica siguió a esta unificación.
Las dos fuentes de riqueza más importantes del imperio fueron el carbón y el acero. Como contraste, el campo alemán estaba casi abandonado y sus trabajadores en la ciudad vivían en condiciones deplorables.
El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 cambió todo el panorama. Al iniciarse la movilización de las fuerzas armadas rusas en apoyo de los serbios contra el imperio austrohúngaro, Alemania, aliada de este último, se vio obligada a declarar también la guerra a Rusia. En 1918 termina la hegemonía de Hohenzollern con la derrota del imperio alemán y el inicio de la República de Weimer. Alemania de nuevo se dividirá.
Por años, bajo la República de Weimar, se intentó reinstaurar el imperio sin éxito alguno, bajo el nazismo. Tras la Segunda Guerra mundial algunos grupos políticos siguieron intentando la vuelta del imperio alemán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario